La irresistible melodía de una ciudad con música de fondo
La capital de la República Checa no sólo conquista por la vista, con sus cien torres, sus callejones misteriosos o sus románticos rincones. Praga también seduce por el oído y en la ciudad donde Mozart estrenó Don Giovanni siempre se tiene la sensación de que hay música de fondo. Por el día, la banda sonora la aportan los músicos callejeros; al caer la tarde, en las iglesias, en el auditorio del Rudolfinum o en la Ópera Nacional resuenan las notas clásicas de compositores checos como Dvorak y Smetana; y por la noche, el hechizo del jazz toma el testigo en clubes de renombre internacional como el Reduta Jazz Club, donde ha tocado hasta el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton.
Texto: Pedro Javier Díaz-Cano
Fotos: Eduardo Grund
Nº de Imágenes: 90 (digital)
Para ver una selección, pulsar aquí:
La capital de la República Checa no sólo conquista por la vista, con sus cien torres, sus callejones misteriosos o sus románticos rincones. Praga también seduce por el oído y en la ciudad donde Mozart estrenó Don Giovanni siempre se tiene la sensación de que hay música de fondo. Por el día, la banda sonora la aportan los músicos callejeros; al caer la tarde, en las iglesias, en el auditorio del Rudolfinum o en la Ópera Nacional resuenan las notas clásicas de compositores checos como Dvorak y Smetana; y por la noche, el hechizo del jazz toma el testigo en clubes de renombre internacional como el Reduta Jazz Club, donde ha tocado hasta el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton.
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